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Izamal, Yucatán: Conservando su encanto frente al aumento de visitantes por el Turitren Maya

Conocida cariñosamente como “La Ciudad Amarilla” gracias a las tonalidades ocres de sus fachadas coloniales, la pintoresca localidad de Izamal ubicada en el corazón del estado mexicano de Yucatán, se apresta a recibir oleadas de nuevos visitantes atraídos por la conectividad que el ambicioso proyecto del Turitren Maya traerá a esta apacible ciudad colonial que supo ser en el pasado una de las más importantes del mundo maya precolombino.

Y es que dentro de los planes ya anunciados de la ruta que seguirá esta moderna red ferroviaria para impulsar el turismo en la Península de Yucatán, una de las estaciones término y de pernocte se ubicará precisamente en Izamal, brindando acceso tanto a sus bellezas arquitectónicas coloniales como a las imponentes ruinas mayas que le rodean.

En este artículo analizaremos cómo Izamal se está preparando tanto en infraestructura como en planes de manejo ante el inminente arribo de masivos contingentes de turistas que traerá el tren. También examinaremos los esfuerzos, estrategias y programas específicos que sus autoridades han comenzado a instrumentar precisamente para garantizar que conserva el encanto colonial que lo distingue ante los embates de la masificación turística desbordada.

Historia de un Esplendor Precolombino al Ocaso Colonial


Lo que actualmente conocemos como Izamal tiene una larga historia que se remonta a los primeros asentamientos humanos registrados en la península de Yucatán, hace más de tres mil años antes de Cristo. Pero sin duda su época de mayor esplendor ocurrió durante el apogeo de la civilización Maya clásica entre años 600 al 1000 DC, cuando fue la formidable capital de uno de los reinos más extensos, denominado Tutul Xiues.

Durante ese periodo de hegemonía regional maya se erigieron imponentes estructuras como la majestuosa Pirámide de Kinich Kakmó -con sus 55 metros de altura-, así como decenas de templos, palacios, juegos de pelota y complejos habitacionales construidos con piedra labrada, que hoy siguen asombrando a los visitantes.

Tras el colapso de la cultura maya hacia el siglo XI DC, Izamal entró en una fase de declive poblacional. No fue sino hasta la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI que la antigua capital maya comenzó lentamente a repoblarse. Primero con una modesta guarnición militar y posteriormente autorizándose la construcción de uno de obispados principales de Yucatán: el de San Antonio de Padua de Izamal.

Durante la época colonial los frailes franciscanos favorecieron el crecimiento de Izamal debido a su ubicación céntrica en la península. Pronto comenzaron a construirse enormes conventos, la imponente catedral amurallada y cientos de casas solariegas que emulaban el Barroco español.

Para principios del siglo XIX, cuando Yucatán alcanzaba su época de mayor bonanza económica por la producción henequenera, Izamal destacaba como una de las urbes más prósperas y hermosas de toda la región. Incluso se le conocía por aquellos años como “Roma yucateca” o “Perla de Oriente”.

Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX Izamal entró en una fase de estancamiento y olvido, en parte derivado del desvío de las principales rutas ferroviarias que se construían entonces en la Península de Yucatán, y que desafortunadamente dejaron fuera al otrora importante enclave regional.

No sería hasta finales del siglo XX que Izamal comenzó tímidamente a reposicionarse, esta vez como un destino turístico alternativo que capitalizaba el rico legado de su centro histórico colonial para atraer tanto a visitantes nacionales como extranjeros. Pero fue hasta el anuncio de su conexión con el Tren Maya que finalmente Izamal volvió a captar reflectores a nivel global.

Preparándose para la Avalancha Turística que Viene


Ante las estimaciones oficiales de que el arribo del Turitren Maya implicaría la visita anual de unos 350,000 turistas adicionales tan solo en Izamal y sus sitios arqueológicos aledaños, las autoridades de los tres niveles de gobierno han puesto manos a la obra para preparar tanto infraestructura como planes de gestión para encauzar responsablemente este torrente de visitantes.

Uno de los programas estelares que ya arrancó es un ambicioso proyecto de rehabilitación y mejoramiento urbanístico para las principales calles y edificios del centro histórico izabaleño, específicamente enfocados en solventar problemas recurrentes como cables, tuberías e instalaciones eléctricas expuestas.

También el programa integral financiado parcialmente por el Fondo Nacional de Turismo contempla labores de saneamiento, pintura de fachadas, reforestación de parques y banquetas, iluminación escénica nocturna; e incluso la reubicación ordenada del comercio informal y ambulantaje, que si bien es parte del folclor local, también obstruye los estrechos andadores peatonales del Izamal colonial.

Adicionalmente se trabaja ya en mejorar y ampliar los accesos carreteros, así como habilitar espacios de estacionamiento suficientes en las orillas del centro histórico tanto para vehículos particulares y autobuses turísticos. Esto con el objetivo de evitar en lo posible el ingreso de unidades motorizadas a las frágiles calles empedradas de la zona patrimonial, que deben preservar su vocación original peatonal.

Acciones de Conservación y Preservación del Patrimonio Edificado


Más allá de la obra pública para mejorar la infraestructura, otro de los frentes estratégicos que han emprendido activamente las autoridades locales es el de salvaguardar el extraordinario acervo de edificaciones virreinales ante la futura avalancha turística.

Uno de los programas innovadores que ya echan a andar es la conformación de un Patronato Ciudadano integrado por expertos, académicos y líderes de la sociedad civil organizada, que patrulla y supervisa constantemente cualquier obra que se realice sobre inmuebles catalogados como patrimonio nacional.

Con ello se busca prevenir que los propietarios privados realicen modificaciones no autorizadas o utilicen materiales contemporáneos que impacten negativamente la estética colonial que distingue a Izamal, tal y como ha ocurrido ya en otros pueblos mágicos saturados de turismo.

Así mismo el INAH ha anunciado recursos históricos sin precedentes que serán destinados en los próximos 5 años específicamente para rescatar y restaurar edificios religiosos, ayuntamientos y casonas virreinales que presentan daños en sus estructuras. Buscan con ello devolvérselos a la comunidad y visitantes en todo su esplendor barroco original.

Finalmente también ya arrancó un programa de subsidios enfocados a que dueños de viviendas privadas en el centro histórico puedan acceder a recursos para reparar techumbres, reforzar cimientos, resanar muros y rehabilitar instalaciones eléctricas que representen un peligro tanto para habitantes como para el propio inmueble. De esta forma se apuntala la conservación del patrimonio edificado ante los embates que traerá la masificación turística.

Retos para gestionar afluencia turística responsable


Aunque en general la llegada de masivos contingentes de turistas suele verse como una bendición y oportunidad de mejora económica para los destinos receptores, también es cierto que el turismo descontrolado o masivo puede terminar por desvirtuar irremediablemente tanto el tejido social como el entorno edificado de las comunidades anfitrionas.

Basta ver el caso de poblaciones antes encantadoras como Valladolid o Tulum en la propia península de Yucatán, donde el boom turístico acelerado y mal planificado ha desencadenado toda una letanía de problemas asociados, desde encarecimiento brutal de rentas que desplaza a familias locales, hasta contaminación, escasez de agua e incluso pérdida de autenticidad cultural ante la homogenización global.

Es por ello que para consolidarse como un modelo de gestión turística verdaderamente sustentable e inclusiva, en Izamal también se trabaja ya en varios frentes de manejo social de visitantes:

Uno es mediante la sensibilización y capacitación a guías de turistas sobre la importancia de transmitir mensajes de respeto, tanto hacia residentes locales como al patrimonio cultural y entorno edificado.

También se planea instrumentar un programa de monitoreo transparente sobre indicadores que midan el impacto real del turismo en los residentes y sus condiciones de vida. Con ello se busca que de detectarse alertas tempranas, se apliquen medidas redistributivas para que los beneficios económicos del sector turismo realmente se derramen ampliamente sobre toda la población.

Incluso ya se perfila un sistema de citas y cupos escalonados para poder acceder a los monumentos más emblemáticos, evitando así aglomeraciones excesivas. A la par se establecerán rutas alternativas poco exploradas para distribuir también los flujos de personas hacia zonas actualmente menos visitadas.

En conclusión, estas y otras medidas innovadoras serán fundamentales para garantizar que este encantador rincón colonial yucateco logre preservar tanto la majestuosidad de sus tesoros arquitectónicos virreinales, el dinamismo económico que traerá consigo la conexión del Turitren Maya, al tiempo que se fortalece la calidad de vida de sus habitantes ante los grandes cambios que ya se avizoran.