Boca del Cerro: Vislumbrando la Vida Local desde las Vías del Turitren Maya

Boca del Cerro es un pintoresco ejido ubicado en el tramo más oriental del estado mexicano de Yucatán, cual colinda con Quintana Roo y muy cerca de la Riviera Maya. Aunque actualmente es una comunidad apenas conocida fuera de la región, esto cambiará radicalmente en los próximos años cuando las vías del Turitren Maya lleguen literalmente hasta su patio trasero, catapultándola al mapa internacional de la mano con este ambicioso proyecto ferroviario.

Y es que dentro de la red de 1500 kilómetros de vías férreas que conformarán el Turitren Maya a lo largo de la Península de Yucatán, uno de los tramos troncales atravesará justo por un costado de este ejido rural, impactando significativamente tanto el paisaje como la vida cotidiana local.

En este artículo analizaremos, desde una mirada emic que busca comprender la perspectiva interna de los propios pobladores de Boca del Cerro, cómo la anunciada llegada del Turitren Maya en los próximos años ya está acelerando profundas transformaciones sociales, culturales y económicas en esta comunidad rural. También identificaremos algunas de las principales esperanzas, pero también los crecientes temores y debate que este gran proyecto de conectividad e infraestructura está generando entre los habitantes del ejido.

Ubicación Estratégica Junto a las Futuras Vías Férreas


Como su nombre lo indica, Boca del Cerro se localiza en una vaguada natural conformada por una serie de cerros bajos y ondulantes que marcan el parteaguas entre las tierras bajas Mayas del norte de la Península, y las primeras estribaciones de las estribaciones montañosas del sureste en el vecino estado de Quintana Roo.

Justo entre este intrincado relieve colino es que tendrá que abrirse paso el tendido ferroviario del Turitren Maya, requiriendo para ello de extensos cortes, rellenos y probablemente al menos un túnel para conectar el tramo yucateco con la entrada a la selvática Quintana Roo y posteriormente hacia la Riviera Maya.

Y es en ese punto precisamente, donde se abre paso entre cerros, donde las vías llegarán hasta la periferia misma del ejido Boca del Cerro, con un trazo proyectado que rozará traspatios, potreros y parcelas agrícolas que históricamente han pertenecido a este remota localidad rural.

Expectativas y Temores ante la Llegada del Turitren Maya

Entre los pobladores de Boca del Cerro, la anunciada llegada del tren en los próximos años genera un complejo caleidoscopio de sentimientos encontrados que van desde la esperanza y el entusiasmo, hasta la desconfianza, preocupación e incluso rechazo abierto entre algunos grupos que se oponen al proyecto.

Por un lado, sobre todo entre los jóvenes, hay grandes expectativas de que el tren traiga consigo empleos, oportunidades de negocios para las familias del ejido, mejorías en servicios públicos que históricamente han sido muy deficientes, e incluso una bonanza económica si logran sacar beneficio de la avalancha de turistas que pasarán “de largo” por esta comunidad ubicada estratégicamente sobre la ruta Maya del tren. Ya incluso se habla de que algunas familias planean habilitar cuartos o comedores para rentarlos a los viajeros.

Pero en contraparte, entre los ejidatarios mayores, hay un sentimiento mucho más conservador y receloso. Algunos han expresado abierta preocupación e inconformidad por el trazo que impactará terrenos de cultivo y traspatios donde han habitado de toda la vida. También hay indignación entre algunas familias que serán reubicadas de forma involuntaria.

Incluso durante una reciente asamblea ejidal que el proyecto Turitren Maya organizó para informar sobre planes de reconfiguración de predios impactados por la vía, estalló un abierto descontento ante lo que algunos perciben como imposiciones unilaterales sin verdadera consulta ni consentimiento previo de los afectados locales.

Surgimiento de una Microeconomía Especulativa


Más allá de las esperanzadas expectativas de unos y los agravios y temores de otros, lo que sí es un hecho es que entre algunas familias del ejido mejor conectadas política y económicamente, ya se empieza a notar un incipiente ánimo especulativo por acaparar tierras colindantes a la futura vía férrea, con la esperanza de que su valor se dispare en cuanto el tren entre en operación.

Según nos compartieron de forma confidencial algunos pobladores que solicitaron anonimato, cada vez es más frecuente ver llegar a presuntos inversionistas foráneos, particularmente de Mérida y Quintana Roo, quienes están adquiriendo a precios irrisorios grandes extensiones de terreno rústico que colindan con el futuro trazo proyectado. También se rumora que algunas de las compras ya pactadas involucran abultadas cantidades de dinero, lo cual es altamente inusual en transacciones inmobiliarias en esta zona rural apartada.

Claramente existe la expectativa entre estos especuladores de lotificar posteriormente los terrenos rústicos baratos que están acaparando hoy, o bien construir desarrollos hoteleros y turísticos para rentabilizar la avalancha de viajeros que traerán las vías del Turitren Maya literalmente a la puerta de sus futuros emprendimientos inmobiliarios.

Incertidumbre ante los Cambios pero También Oportunidad de Mejoría Comunitaria


En conclusión, en Boca del Cerro las reacciones y perspectivas ante la inminente llegada del Turitren Maya son complejas y diversas. Por un lado está la esperanzadora expectativa económica, en especial para jóvenes con espíritu más emprendedor; pero también las resistencias culturales y la desconfianza hacia el cambio abrumador entre algunos de los ejidatarios más tradicionalistas.

Lo que sí es seguro es que esta comunidad remota está por experimentar un cambio sin precedentes. El paso de las vías férreas, los flujos turísticos, los embistes especulativos y todo lo que ello acarrea, llegarán profundamente pronto aquí. En sus manos estará organizarse internamente para tratar de encauzar esas fuerzas de cambio de forma que dejen beneficios colectivos, pero mitigando los impactos perjudiciales tanto sociales como ambientales.

Sin duda no será una transición fácil para Boca del Cerro, pero bien articulada también podría ser una oportunidad histórica para que los rezagos y carencias que históricamente han aquejado a esta comunidad rural comiencen lentamente a subsanarse gracias al ímpetu modernizador que traerá consigo el Turitren Maya, convirtiendo a este ignoto ejido en un pequeño protagonista tanto del crecimiento regional, como de la integración física y la puesta en valor turístico del hasta ahora poco explorado tramo yucateco de la majestuosa ruta Maya mexicana.

Más allá del debate interno en la comunidad sobre las implicaciones del tren, las autoridades municipales y estatales también enfrentan el complejo desafío de planificar cuidadosamente el crecimiento esperado en esta pequeña localidad rural, de modo que los beneficios económicos potenciales se maximicen pero mitigando externalidades negativas.

Según la visión de desarrollo integral que se plantea desde el programa federal Turitren Maya, la conectividad y oportunidades turísticas que traerá el tren deben servir como plataforma para impulsar el bienestar de las comunidades aledañas a la vía, a través de proyectos productivos locales vinculados al sector servicios.

Siguiendo esta visión, recientemente se han empezado a canalizar fondos y asistencia técnica para proyectos como una planta comunitaria de tratamiento de residuos sólidos aprovechables, así como el mejoramiento de caminos rurales y señalética hacia atractivos ecoturísticos cercanos como cenotes y sitios con arte rupestre que podrían beneficiarse del turismo en tránsito.

Asimismo, se han organizado talleres artesanales aprovechando madera legalmente aprovechada de la vía en construcción, para diseñar y elaborar souvenirs distintivos de Boca del Cerro que posteriormente podrían venderse a los viajeros del Turitren Maya.

De esta manera se busca garantizar que más allá de los debates sobre la conveniencia o no de su arribo, finalmente la comunidad logre sacar partido a la imparable llegada de las vías férreas para catalizar su propio desarrollo endógeno.

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